Tradicional como una procesión de Semana Santa es el Potaje de Vigilia. Estos platos no deberían perderse, ya que forman parte de nuestra tradición gastronómica y por tanto cultural. Con apenas grasas, encontramos en este Potaje legumbres, pescado y verduras. Con un par de truquitos lo haréis en un periquete aunque como todos los potajes, están más ricos reposaitos o de un día para otro.
Sin dudar MANOS A LA MASA 🙂 y no dudéis en comentar, me encanta leeros 🙂

Ingredientes:

500gr. de bacalao fresco o desalao
500gr. de garbanzos un manojito de espinacas (yo uso frescas)
1 cebolla
2 dientes de ajo pimentón rojo dulce
2 huevos
Aceite de oliva virgen y ¿sal?

Elaboración:

Bien ponéis los garbanzos a remojo o los compráis en conserva o remojados. Si necesitáis desalar el bacalao, recordar ponerlo en remojo hacia abajo (con la piel en la superficie del agua, para que la sal «caiga» hacia abajo.  Si lo ponéis al revés la piel hará de «barrera» y no dejará caer la sal.

Poner en una olla con agua fría y poner a hervir.
Cortar en juliana muy finita la cebolla y los dos dientes de ajo, poner a pochar en una sartén con aceite de oliva.
Cuando empiezen a dorar poner una cucharadita de pimentón (yo le pongo un pelín del picante, pero un pelín).
Una vez listos, agregar a los garbanzos la cebolla y ajos. Cuando estén a media coción, añadir el bacalao y las espinacas previamente limpias y troceadas sin el tallo.
No añadáis punto de sal hasta justo antes de servir (previo prueba del guiso) porque el bacalao es muy traicionero.
Ir moviendo poco a poco, cocinar con cariño y a fuego lento.

De toda la vida en mi familia se ha servido acompañado de medio huevo duro y así lo hago yo, por tradición familiar.