Recuerdo hace años (muchos, que yo tengo ya algunos) cuando llegando estas fechas pre-navideñas, en alguna reunión de amigos, en casa de mis padres, se hacían planes para la cena o los encuentros navideños y alguien decía tímidamente «noooo es que a mi.. esto…. mmm es que no me gusta mucho la Navidad…» y luego añadía «es que me pone triste, es que es muy comercial, es que no soy creyente, es que no me gusta nada….»
En fin, que se le miraba con cara de extrañeza y se le animaba en plan «ya verás si lo pasaremos bien, estaremos todos juntos, luego echamos un rato agradable, blablabla»
Pues ha llegado el año en que me siento como un bicho raro si digo que ME GUSTA la Navidad.
Sí, sí, ya puedes cerrar la boca, alucinas, verdad? pues sí, me gusta,¿ qué le voy a hacer?, quizás tenga la culpa mi infancia feliz, mis bonitos recuerdos junto al portal jugando con los patos y desmontando el pobre nacimiento, haciendo avanzar a SSMM los Reyes Magos de Oriente por el camino hacia Belén… quizás tenga la culpa ver a mi padre rallando la botella de anís del mono con un ¿cuchillo? ¿cuchara? no recuerdo… quizás tenga la culpa el disfrutar de esos momentos junto a toda la familia, el escuchar risas en casa, el estrenar ropa nueva (esto era un acontecimiento) y el «robar» de la bandeja de los dulces los trozos de turrón de chocolate a escondidas…
¡Claro que he tenido momentos y años de pereza navideña, de rebeldía cristina, de tontería juvenil y de tristeza por las ausencias! Pero es más fuerte mi fe en ese espíritu que nos invade durante al menos un par de semanas, es más fuerte el llevar la ilusión a mi familia y hacer partícipe a mis hijas de ello.
Las luces brillantes, los anuncios ñoños, la musiquilla, el sorteo de la lotería, ese hermano/primo que viene una vez al año, los amigos que vuelven para contentar a su mami, las comidas-cenas-copas, las actividades para niños y mayores, los mercadillos navideños, el olor a dulce en la calle, que se te enfríe la nariz… ¿¡cómo no me va a gustar!? Si hasta el funcionario más seco de Hacienda está simpático!!!! esta época, hay que aprovecharla
Por supuesto que comprendo a quién está triste en esta época y no quiere celebrarla, claro que entiendo que quién no sea cristiano alucine o vea ridículas las adoraciones y los belenes que se forman en estas fechas (en todos los sentidos), empatizo con quién no tiene un entorno cariñoso y con quién está cansado de llevar el estandarte de la Navidad sólo. A ellos les abro mi puerta y mi corazón, y como estamos lejos, les abro mi blog para que compartan lo que quieran conmigo… Pero este año, a mi me embarga el espíritu de la Navidad y tengo ganas de gritarlo fuerte
¡¡¡ ME GUSTA LA NAVIDAD !!!